RACIONALISMO
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1. Para
la nueva física matemática surgida en el Renacimiento, la
Naturaleza ya no es una multitud inabarcable de cosas y acontecimientos,
sino un sistema según leyes. Conocer la Naturaleza significa descubrir
las leyes de sus conexiones como relaciones matemáticas exactas.
Este nuevo concepto de la Naturaleza y del conocimiento se transmite de
la nueva ciencia a la reflexión filosófica. Así como
el gran libro de la Naturaleza está escrito, según Galileo,
en letras matemáticas, toda la realidad es pensada como un gran
sistema que la razón puede descubrir y explicar de modo deductivo,
partiendo de ciertas verdades eternas e innatas a esa razón. Dada
la exactitud de sus deducciones, la matemática se convierte en
paradigma de todo conocimiento. El modelo es siempre el tratado de geometría
de Euclides, que parte de unas pocas verdades evidentes (axiomas) para
hallar deductivamente el resto de verdades del sistema (teoremas). Exponer
la metafísica, incluso exteriormente, de este modo (more geométrico,
según el modo geométrico) es un intento que se repite una
y otra vez en los filósofos racionalistas modernos (Descartes,
Spinoza y Leibniz entre otros).
2. «Al examinar después atentamente lo que yo era y ver que podía fingir que no tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno, conocí por ello que yo era una substancia cuya total esencia o naturaleza es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno ni depende de ninguna cosa material. De manera que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo». (Discurso del método, 4ª)
3. «Porque, por ejemplo, veía muy bien que, suponiendo un triángulo, era necesario que sus tres ángulos fueran iguales a dos rectos, mas no por eso veía nada que me asegurase que en el mundo hubiera triángulo alguno. En cambio, si volvía a examinar la idea que tenía de un Ser perfecto, hallaba que la existencia estaba comprendida en ella del mismo modo como en la idea de un triángulo se comprende que sus tres ángulos sean iguales a dos rectos, o, en la de una esfera, el que todas sus partes sean equidistantes de su centro, y hasta con más evidencia aún». (Op. cit., 4ª)
4. «Porque, en primer lugar, la regla que antes he adoptado -de que son verdaderas todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente- no es segura sino porque Dios es o existe y porque es un Ser perfecto, del cual proviene cuanto hay en nosotros. De donde se sigue que nuestras ideas o nociones, siendo cosas reales y que proceden de Dios, en todo lo que tienen de claras y distintas, no pueden menos de ser verdaderas». (Op. cit., 4ª)
5. «No siendo Dios falaz, es del todo manifiesto que no me envía esas ideas inmediatamente por sí mismo, ni tampoco por la mediación de alguna criatura [...]. Pues, no habiéndome dado ninguna facultad para conocer que eso es así (sino, por el contrario, una fortísima inclinación a creer que las ideas me son enviadas por las cosas corpóreas), mal se entendería como no puede ser falaz, si en efecto esas ideas fuesen producidas por otras causas diversas de las cosas corpóreas. Y, por lo tanto, debe reconocerse que existen cosas corpóreas». (Meditaciones Metafísicas)
6. La
visión que Descartes ofrece del mundo corpóreo coincide
con la de los científicos de la época: se trata de la concepción
mecanicista de la naturaleza. De esta forma se fundamenta filosóficamente
la ciencia galileana, es decir, se justifica la matematización
de las ciencias físicas. Se eliminan sistemáticamente las
cualidades sensibles o cualidades secundarias (rechazo de los sentidos
como fuentes de conocimiento) substituyéndolas por las propiedades
estrictamente cuantificables o cualidades primarias (manejables matemáticamente).
Descartes nos da un ejemplo: la cera recién salida de la colmena
es dulce, olorosa, con una determinada figura y color, manejable, sonora
al golpearla; todas estas propiedades desaparecen al acercarla al fuego,
por lo que ninguna de estas cualidades sensibles son esenciales a la cera;
lo esencial en ella es la extensión (longitud, anchura y profundidad),
que es tratable matemáticamente.
7. Si Dios garantiza que aquello que concibo clara y distintamente es verdad, ¿de dónde procede el error, tanto en el conocimiento como en la moral -pecado-? ¿En qué sentido se derivará de aquí una ética de raíz estoica? «Siendo la voluntad más amplia que el entendimiento no la contengo dentro de los mismos límites que éste, sino que extiendo también a las cosas que no entiendo, y, siendo indiferente a éstas, se extravía con facilidad, y escoge el mal en vez del bien, o lo falso en vez de lo verdadero. Y ello hace que me engañe y peque». ("Meditaciones Metafísicas", 49)
1.- Explica brevemente
la idea principal del texto. (1,5)
9. Si por substancia entiende Spinoza «aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto, para formarse, no precisa del concepto de otra cosa», entonces, en sentido riguroso, ¿cuántas sustancias se pueden dar? ¿Por qué fue acusado de panteísta? 10. «Se llama libre a aquella cosa que existe en virtud de la sola necesidad de su naturaleza y es determinada por sí sola a obrar; y necesaria, o mejor compelida, a la que es determinada por otra cosa a existir y operar, de cierta y determinada manera». Si se entiende por libre poder desear algo diferente a lo que se desea, no existe ninguna voluntad libre. Pero si por libre entendemos "no obligado o determinado por otro", entonces Dios es supremamente libre. En cuanto a «la naturaleza no hay nada contingente, sino que, en virtud de la necesidad de la naturaleza divina, todo está determinado a existir y obrar de cierta manera».
11. En la siguiente explicación de la distinción entre verdades de razón y verdades de hecho, con la que Leibniz pretende refutar al empirista Locke, se han colado cuatro errores. Localízalos: Las
verdades de razón son aquellas que enuncian que algo es
de tal modo que no puede ser más que de ese modo; en cambio las
verdades de hecho son aquellas que enuncian que algo es de cierta
manera, pero que podría ser de otra. Las primeras enuncian un ser
o un consistir contingente, mientras que las segundas un ser o consistir
necesario (las verdades de la matemática o de la lógica
son de razón; las de la experiencia física o las históricas
son de hecho). Las verdades de hecho provienen de la experiencia,
están impresas en nosotros por medio de la percepción sensible.
Las verdades de razón son innatas, están germinal
o seminalmente en nuestra mente y son desarrolladas y explicitadas en
el curso de la vida de nuestro espíritu (a semejanza de la reminiscencia
platónica). Al lema fundamental de los empiristas: "nihil
est in intellectu quod non prius fuerit in sensu" (nada hay en
el intelecto que antes no pasara por los sentidos) hay que añadir:
"nisi intellectus ipse" (salvo el intelecto mismo). Así
las verdades de razón son propias del intelecto, son "a
posteriori", independientes, ajenas a la experiencia. 12. Busca información sobre el argumento de la obra de Voltaire "Cándido". ¿En qué sentido es una parodia del pensamiento leibniziano? 13. A partir de Descartes, la filosofía moderna no ha hecho sino pensar sobre ese problema: ¿cómo sacaremos el mundo exterior del pensamiento y del yo?, ¿cómo extraeremos el mundo exterior del pensamiento? A ese problema fundamental del idealismo moderno, las soluciones que se han dado son muchas. Pueden agruparse en dos grande grupos: primero, el grupo de las soluciones psicológicas, que consiste en investigar el alma humana, sus leyes internas, por introspección, y ver cómo el alma humana agencia sus pensamientos para de ellos extraer la creencia en el mundo exterior. Principalmente han sido los ingleses los que han desarrollado esta solución psicologista. Frente a ella hay otro grupo de soluciones que llamaremos lógicas. Estas soluciones intentan fundar la objetividad de la realidad y de las cosas sobre leyes del pensar mismo, del pensar racional, lógico. Esta solución logicista o epistemologista la encontramos desarrollada especialmente en Alemania. Podemos simbolizar en dos nombres los dos puntos de vista contrarios: Hume, en Inglaterra, explicará el mundo de las cosas exteriores como producto de las leyes psicológicas de nuestra alma; Kant, en Alemania, explicará el mundo de la realidad sensible como resultado o producto de las leyes de síntesis lógica de nuestro pensamiento. Pero en uno y otro advierten ustedes ya que las palabras "ser" y "pensamiento" tienen ahora una significación completamente distinta de la que tuvieron para Parménides, Platón y Aristóteles. (M. García Morente: "Lecciones preliminares de Filosofía")
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